sábado. 04.05.2024

Folklore

Leyendo el artículo de José Luis Romero publicado en este periódico sobre la festividad de San Antón, no puedo resistir la tentación de intentar aclarar algo que dice en el mismo.

Conozco a José Luis desde que nació y me consta su buen hacer y la honradez de todos sus actos, pero hay una afirmación en su escrito que, dicho sin malicia, conduce a error. Pero no sólo por él; es algo muy habitual que cuando algo sale mal, o no se atiene a unos cánones -como en el caso de la llamada ‘procesión’ de San Antón-, se diga ‘esto es FOLKLORE’. Algo dicho así, una y mil veces, por infinidad de personas, termina calando el carácter peyorativo de la palabra y por supuesto de su contenido.

Como buen amante del folklore, presidente de la Asociación Folklórico-Musical El Lagar, quiero reivindicar este concepto digno y hermoso.

A raíz de la revolución industrial, en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino Unido, tuvo lugar un éxodo masivo de las clases obreras del mundo rural a las emergentes fábricas. Allí comienzan a crecer ‘guetos’ de casas humildes alrededor de éstas, y así avanza la historia.

Al cabo de tres generaciones, los nietos de aquellos primeros pobladores, que no han conocido otra vida que esa donde miserablemente están, comienzan a preguntarse de dónde vienen, cuáles son sus orígenes y que no son setas que sin más allí han nacido. Comienzan a preguntar, a informarse de dónde proceden sus ancestros y descubren que provienen del mundo rural. Se organizan, visitan esas aldeas, averiguan de familiares que allí viven cómo era la vida de sus abuelos, sus creencias, sus costumbres y tradiciones. De vuelta a sus ‘ciudades guetos’ se organizan y comienzan a celebrar las fiestas, las romerías, sus santos patronos, a vestir en esos días de fiesta como lo hacían sus antepasados… En definitiva, a recuperar sus raíces.

Esto va arraigando en el pueblo. Al cabo de un tiempo, el arqueólogo británico William Thoms, que deseaba crear una palabra para denominar lo que entonces se llamaba ‘antigüedades populares’, usa por primera vez -el 22 de Agosto de 1846-  la palabra ‘Folklore’, del inglés ‘FOLK’ –pueblo- y ‘LORE’ -ciencia o conocimiento-. La Real Academia Española de la Legua lo define así: ‘FOLKLORE’ o ‘FOLCLORE’: Conjunto de creencias, tradiciones y costumbres de las clases populares”.

Desde entonces, los grupos de folklore -como en nuestro caso El Lagar-, somos el cordón umbilical que une el pasado con el futuro. Hoy mis nietos no sabrían cómo era la forma de ser de nuestros antepasados. Nosotros, con la honradez en nuestro trabajo, la autenticidad de nuestros trajes y bailes, transmitimos a generaciones presentes y futuras cuáles son sus raíces para que aprendan a amarlas, quererlas y respetarlas. En El Lagar nos sentimos queridos y respetados por nuestro pueblo, y eso es porque lo que hacemos no es un añadido, sino la forma de ser de todo un pueblo.

Ojalá, ya desde ahora y para siempre, cuando algo sale mal o no se atiene a lo que debería ser, no se use más ‘esto es un folklore’,  sino simplemente se diga (con perdón) ‘esto es un cachondeo’.

Folklore