sábado. 04.05.2024

Una moción que censura a todos

La moción de censura presentada por populares y la edil de UPyD en el Ayuntamiento de Socuéllamos devuelve a la socialista Elena García a la oposición después de un breve paso de ocho meses por el gobierno municipal. El episodio de la moción se vive estos días de un modo convulso en la vida social socuellamina y lejos de acabar, abre una brecha en la convivencia política del consistorio. Será muy complicado a partir de ahora lograr acuerdos de consenso, contrariamente al resultado que arrojaron las urnas el pasado mes de mayo. La moción, además, ha fracturado socialmente al municipio y está alimentando un hostigamiento inédito en la vida local desde la llegada de la democracia.

Las urnas dieron el pasado 24 de mayo ocho concejales al PSOE, otros ocho al PP y dieron entrada a un nuevo partido –UPyD- con un concejal.

Este último partido concedió la investidura a la candidata del PSOE, Elena García, al representar ésta la lista más votada, aunque únicamente fueran 32 votos los que les separaban de la lista del PP. Ocho meses después, la representante de UPyD, Mar Delgado, retira el apoyo al PSOE para dárselo al PP. La moción, que no goza de precedentes debido a su diligencia en la provincia, inicia una descarnada batalla política por el control del Ayuntamiento.

El fuego cruzado entre los otrora aliados de investidura, que nunca llegaron a formalizar un acuerdo de legislatura, pese a los esfuerzos del PSOE, habla bien a las claras de los intentos de sometimiento de ambas formaciones para con su socio político. Desde el PSOE se reprocha amargamente que Delgado quiera fiscalizar la gestión del gobierno municipal y mandar sobre todas las concejalías. Mientras, desde UPyD se acusa al gobierno municipal socialista de opaco y dictatorial.

Las posturas, con el paso de los días, no sólo no se han acercado, sino que se han recrudecido. Por otra parte, desde el Partido Popular y su candidata, ahora (por hoy) nueva alcaldesa del municipio, Pruden Medina, ampara la conveniencia de la moción porque, de ese modo, se sacaría de la parálisis al Ayuntamiento como consecuencia de la mala gestión del gobierno municipal.

Sin embargo, desde el PSOE se insiste en los deseos nada nuevos de hacerse con la alcaldía por parte de la candidata popular a la que acusan de protagonizar maniobras oscuras para tomar el poder municipal. Sin embargo, el movimiento de Medina, devuelve a su adversario político a la oposición después de su fugaz paso por la alcaldía y asesta un durísimo golpe tanto al grupo municipal socialista como a la propia agrupación de consecuencias aún desconocidas.

Pero lo cierto es que la moción de censura no deja bien a nadie y castiga a todos por igual. UPyD, a través de su candidata Mar Delgado, se ha precipitado en extremo al tomar una decisión que hace saltar por los aires la convivencia política del Ayuntamiento sin agotar todos los recursos para el entendimiento. La edil, novata en estas lides, nunca encontró su sitio en el Consistorio y su decisión deja una huella de inconsistencia ideológica y política.

Su gestión, un tanto borrosa, no solo no ha acercado a los dos bloques para lograr consensos. Tampoco ha conseguido la aprobación de las medidas que pudieran ser entendidas por su partido como irrenunciables en el ámbito municipal y tampoco ha favorecido un mínimo de fluidez en el desarrollo del programa de su socio político al situarse con ambigüedad y ambivalencia como parte del gobierno y parte de la oposición. Finalmente, no le ha hecho ascos a los arrumacos del PP y de Pruden Medina que le han prometido elevarla a la élite del protagonismo político municipal junto a su liberación como concejala y una nómina a fin de mes.

Por su parte, el PSOE ha desaprovechado una oportunidad única e histórica para cambiar la dinámica de poder y desarrollar políticas más comprometidas socialmente con el ciudadano después de veinte años sumidos en la oposición. Su rigidez y escasa cintura política se han evidenciado con resultados catastróficos tras la moción de censura. En su gestión del acuerdo con UPyD, no ha sabido promediar el apetito y aspiraciones políticas de su socia y la ha relegado a un papel secundario cercano a la de un meritorio a quien, por momentos, ha arrinconado en la esquina de la oposición.

Lamentablemente, estos desencuentros no son nuevos en el grupo municipal. En la legislatura pasada dos concejalas socialistas abandonaron el grupo municipal por diferencias con los dirigentes locales a los que acusaron de no representarles. Las turbulencias y el debilitamiento que provocaron aquellos hechos en el seno del partido socialista no han ayudado a desbloquear una situación similar, que a la postre, ha precipitado de manera acelerada su salida del gobierno local.

Finalmente, el PP no ha dudado en acunar a la concejala de UPyD para que ésta decidiera cambiar de bancada muy a sabiendas que los tiempos empleados para este fin no alcanzaban, razonablemente, para un curso de adaptación acelerada al Consistorio. Máxime, cuando se trata de un equipo a partes iguales ilusionado y novato. Acusada por su principal adversario de promover la moción desde el primer mes de vida del nuevo equipo de gobierno socialista, Pruden Medina ha despachado sin titubeos a sus competidores con una voracidad política sin límites.

Medina, que ha permanecido en la primera línea de la política municipal durante dieciséis años, ha tenido tiempo más que sobrado de satisfacer sus deseos más abnegados y altruistas de servidora de lo público de la localidad. Sin embargo, estos años parecen no haber colmado por entero sus aspiraciones y ha acometido cuasi por asalto el despacho de Alcaldía. Su tesón en ese propósito y la celeridad con la que lo consigue no hacen sino poner de manifiesto que detrás de sus maniobras se podría encontrar principalmente sus deseos más íntimos de satisfacer una ambición personal más allá de una necesidad real de seguir sirviendo a sus ciudadanos.

La nueva alcaldesa tendrá que trabajar con demasiadas sombras y una convivencia dentro del Consistorio que a día de hoy está rota. También deberá mostrar si el camino elegido es el aprendido durante años como lugarteniente de Sebastián García, donde demasiadas veces la praxis política se acerca mucho a las prácticas caciquiles, o mostrará caminos sorprendentes y nuevos como los que le han hecho sentarse hoy en la alcaldía.

Una moción que censura a todos