jueves. 02.05.2024

Solidarios más allá del mundo virtual

La proliferación del uso de redes sociales ha banalizado, en cierta forma, la solidaridad y el compromiso.

A pesar del esfuerzo que están realizando las administraciones, instituciones y organizaciones para erradicar de una vez la violencia de género, el problema sigue estando muy latente en nuestra sociedad. Sin haber terminado el año, son 48 mujeres fallecidas en España y 27 víctimas de violencia atendidas por el Centro de la Mujer de Socuéllamos. Unas cifras intolerables.

Durante esta semana se van a celebrar, como cada año, actividades de todo tipo con el fin de concienciar a la sociedad sobre este problema. Las administraciones públicas, y en este caso el Ayuntamiento, hace lo que debe hacer: poner las herramientas necesarias para atender las necesidades de las víctimas y dar un toque de atención a la ciudadanía. Pero para erradicar la violencia hacia la mujer no basta. El esfuerzo debe ser de todos.

La proliferación del uso de redes sociales ha banalizado, en cierta forma, la solidaridad y el compromiso. Cuesta muy poco poner un lazo en la foto de perfil –o una bandera de Francia, como vemos estos días- y compartir una cita contra la violencia. Parece que es suficiente para calmar la conciencia y convertirnos en solidarios virtuales. Sin embargo, la vida real es insustituible y ahí es más difícil dar un paso adelante.

Algunas organizaciones han realizado experimentos con cámaras ocultas y, en muchos casos, ante la agresión de un hombre a una mujer en plena calle, la mayoría de viandantes se desentiende del asunto. Muy pocos deciden actuar. Encontrar estas situaciones no es lo habitual, pero es significativo.

A veces se sospecha que las cosas no van bien entre una pareja conocida, intuimos que puede haber un caso de violencia, pero la opción es mirar hacia otro lado. Nadie quiere problemas ni entrometerse en la vida de los demás. Y ahí es donde nace la soledad de las víctimas y mueren las posibles soluciones.

Las muestras de solidaridad, en la forma que sean, nunca están de más. Pero es necesaria una coherencia entre nuestra vida virtual y la real, siendo consecuentes con las ideas. Hay que alejar la inacción y dejar paso a la valentía para evitar que sigan existiendo mujeres maltratadas. Sólo con ese compromiso de todos se podrá acabar con un mal que nos impide avanzar como personas y como sociedad.

Solidarios más allá del mundo virtual