viernes. 26.04.2024

La semana más convulsa

Desde que nació SOCUÉLLAMOS DIGITAL el pasado mes de noviembre, no había faltado un nuevo editorial cada semana hasta la anterior. Durante el fin de semana se había celebrado Feristock y estaba preparado un editorial sobre la situación del comercio en la localidad cuando saltó la noticia que ha copado la actualidad local durante la semana: moción de censura de PP y UPyD contra el gobierno del PSOE.

En vez de lanzar un editorial urgente sobre el asunto, parecía más prudente esperar y conocer las explicaciones que cada grupo ofreció en las ruedas de prensa y comunicados que se han ido sucediendo a diario para intentar esclarecer lo ocurrido. Sin embargo, después de una semana, nadie parece saber con certeza cuáles son las verdaderas causas que nos han conducido a esta situación.

Analizando todas las declaraciones se puede llegar a una conclusión: los tres partidos llevan razón en algunos de sus argumentos y probablemente a los tres se les pueda reprochar errores y pasos en falso. En cualquier caso, ninguno de ellos ha hecho la menor autocrítica ni ha intentado rebajar un tono que se ha ido elevando con el paso de los días.

Es cierto que unos han tenido objetivamente poco tiempo para llevar a cabo su labor de gobierno; también lo es que los otros tienen la llave de gobernabilidad y contar con su opinión era indispensable; es verdad que, como afirman los terceros, la moción de censura es un instrumento legal y democrático; también es evidente que el equipo de Gobierno no ha incurrido en ningún hecho grave que justifique una moción de censura… Y así se podría seguir hasta el infinito, esgrimiendo argumentos de cada una de las tres formaciones.

Durante toda la semana, nuestros lectores han podido conocer las distintas declaraciones que han realizado Elena García, Mar Delgado y Pruden Medina para sacar sus propias conclusiones sobre esta moción de censura. Sobre los hechos en sí, poco se puede dilucidar ante exposiciones tan contrarias como las que han relatado los tres partidos. Lo que parece evidente es que alguno de ellos –o quizás todos- no están contando toda la verdad o lo están haciendo bajo un prisma tan subjetivo que los ciudadanos no cuentan con todos los elementos necesarios para comprender con exactitud qué ha ocurrido.  

En cualquiera de los casos, las acciones de unos y otros pasarán examen dentro de tres años y los ciudadanos castigarán o premiarán a cada cual en función de su actitud y su comportamiento en este tiempo, no sólo en estos ocho meses, sino también en los sucesivos.

Lo que también es preocupante es la reacción que ha provocado la moción de censura en gran parte de los vecinos de Socuéllamos. Lo que antes se opinaba en la barra de un bar o en la plaza, ahora se hace en las redes sociales y tras la mampara del ordenador o del móvil parece que haya menos reparos a la hora de saltarse las más esenciales normas de urbanidad y respeto. Durante estos días se ha podido leer prácticamente de todo en redes y, aunque se han hecho reflexiones pausadas y respetuosas sobre los hechos, otras tantas han dejado mucho que desear en cuanto a forma y respeto

A pesar de las tendencias de cada cual, los ciudadanos deben estar por encima de las vicisitudes políticas. La implicación política de la ciudadanía es algo positivo y siempre preferible a la indiferencia. Es lógico que una moción de censura encienda los ánimos y es democráticamente sano que las personas indignadas con los acontecimientos políticos alcen su voz y tomen cartas en el asunto, pero no hasta el punto de que se produzca una violenta fractura entre vecinos que conviven a diario. Todos los escenarios posibles, sean de la magnitud que sean y sean consecuencia de la causa que sea, se pueden discutir desde el respeto y la tolerancia hacia los demás. Y no por capricho, sino porque ésa es la base de la democracia.

La semana más convulsa