La semana pasada, coincidiendo con la onomástica de San Joaquín y Santa Ana, se celebró el Día del Abuelo, ocasión que aprovecharon multitud de localidades para realizar homenajes y actos a nuestros mayores. En Socuéllamos tuvo lugar un acto organizado entre la Concejalía de Envejecimiento Activo y la Asociación Centro de Mayores Carmen Arias, y que contó con discursos, música y una merienda.
Este tipo de iniciativas son acertadas y consideramos que incluso deben tener una mayor visibilidad en próximos años para hacer partícipe al pueblo de ese reconocimiento de una forma más amplia. Los abuelos siempre han cumplido un papel fundamental en la familia como apoyo indispensable para los hijos y como figura educativa importantísima para los nietos. La experiencia y la serenidad de los años siempre han sido un refugio al que acudir ante cualquier problema.
Este papel crucial de los abuelos se ha convertido, si cabe, en más significativo en nuestros días. Aunque parezca un tópico, es una realidad que durante la crisis –y aún hoy- muchas familias han tenido que ampararse bajo la tutela de los abuelos –y sus exiguas pensiones- para salir adelante. Y no sólo en materia económica. Los abuelos se han convertido en una pieza fundamental para la conciliación laboral y familiar de los padres. Un reciente estudio de Mensajeros de la Paz y Sigma Dos revelaba que más de la mitad de los abuelos españoles –un 55,9%- ayuda a sus hijos como consecuencia de la crisis, ya sea de forma económica o al cuidado de los nietos.
En una sociedad en la que se rinde un culto desmedido a la juventud y, en ocasiones, se aparta a los mayores, es importante conceder a los abuelos el espacio que merecen. Si, como hemos dicho, su importancia es de gran magnitud en los núcleos familiares, éste papel también debe verse reflejado en sus roles sociales cotidianos.
Con este fin, abogamos por el diseño de actividades que impulsen la integración de las personas mayores en el día a día de nuestro pueblo, con iniciativas que promuevan, por ejemplo, la solidaridad entre generaciones y pongan en contacto a nuestros niños y jóvenes con los abuelos. El abanico de posibilidades es amplio: desde incrementar el número y la oferta de los cursos de formación dirigidos a personas mayores a ofrecer pequeñas remuneraciones a cambio de prestar algún tipo de servicio social. También es interesante la integración de los mayores en las instituciones, a las que pueden aportar su valiosa experiencia. En este sentido, se habló en el acto de la pasada semana de su inclusión en el Consejo de Salud, planteamiento más que interesante para aportar ideas e iniciativas.
En todo caso, y aunque ya se realizan numerosas iniciativas específicas para los mayores, es necesario seguir incidiendo e innovando para lograr que los abuelos tengan un lugar destacado en la vida social y cultural de nuestro pueblo.