viernes. 26.04.2024

¿Por qué nos sienta bien ser el invitado?

Por los pelos, pero el equipo evitó la derrota en Fuenlabrada y rescató un punto. Llegamos a mitad de campaña y hay que hacer balance.

Por los pelos, pero el equipo evitó la derrota en Fuenlabrada y rescató un punto. Llegamos a mitad de campaña y es inevitable hacer balance. Y el balance es claro: nos sienta bien visitar casa ajena y ser su invitado. Nuevamente rascamos puntos esta jornada siendo el huésped. Y eso ya es costumbre. Una regularidad asombrosa y que apuntala de forma evidente nuestra clasificación en la zona templada de la tabla.  Fernando Morientes, en la rueda de prensa previa en Fuenlabrada lo dejó claro, temía al Socuéllamos por sus números fuera de casa. 

Todo esto me lleva a lanzar una cuestión, ¿por qué? El equipo siempre se caracterizó en el ciclo ya de cuatro años de Ángel García Cosín por su fortaleza local. Somos conscientes de que nuestro estadio tiene las dimensiones que tiene. Y, eso, fue un gran punto de apoyo en el estilo de juego, aunque mucha gente tuvo o tiene dificultades para entender ese punto. El año pasado forjamos el éxito en las emboscadas y trampas (deportivas) en las que caían una y otra vez los rivales. Una mina de puntos. Véase, el provecho que le sacamos en 3ª división y el primer año en 2ª división B al famoso saque de banda de Carlos García. Y era una jugada muy simple: punto de penalti o la variedad de buscar una prolongación en el primer palo, en su mayoría de veces de Jesús García y en 3ª de Javi Bolo.  Y nos costaba un mundo sacar puntos fuera de casa, pero estábamos contentos. Volviendo a la pregunta, ¿por qué cambió eso?

Para mí, hay dos factores importantes: el primero, obviamente, es que los rivales ya saben dónde vienen. El campo tiene sus particularidades y los rivales se adaptan. No es tan fácil cambiar el chip cuando te leen tu pensamiento y sabiendo que no hay mucho margen de variedad. Y el año pasado había una presión-justificación al jugar en campos más anchos. Aunque nosotros también hemos aprendido de eso y nos hemos adaptado. Es algo natural en una categoría desconocida hasta el momento y que evoluciona como la vida misma. El segundo punto es algo muy masticado, pero que yo hace tiempo que sospecho y no es la primera vez que escribo sobre ello en estas páginas: la presión. El equipo juega increíblemente presionado en casa y eso genera una tensión innecesaria. Pocas veces hemos remontado un resultado adverso en casa este año y eso es porque con el 0-1 en el Paquito todo se viene abajo, o parece que se viene abajo cuando en realidad es una circunstancia más del juego. 

Eso fuera de casa no parece ocurrir. El equipo con bajas, hoy se rehízo de un complicado inicio y supo rascar un punto. En Canarias se aguantó el envite local en los últimos minutos y qué decir del partido en Toledo, una magnífica victoria cuando el equipo estaba por detrás en el marcador y en inferioridad. Y la razón me parece importante, el equipo fuera compite mejor porque está menos presionado. Sabe manejar las dificultades que van surgiendo en cada partido y, a veces las soluciona y otras veces no. Pero el equipo nunca pierde ese punto de saber qué dirección seguir. Algo que no muestra en casa, reflejando un desconcierto evidente y quizá provocado de forma involuntaria. Quizá deberíamos aflojar el nudo de la corbata y dejar respirar. Todos queremos ganar, pero evitando la zancadilla propia es mucho más fácil.  
 

¿Por qué nos sienta bien ser el invitado?