viernes. 26.04.2024

La lluvia que casi nos ahoga

Fue pisar tierra madrileña y allí que nos cayó la de Dios. Mal augurio nos recibía en Getafe. Y así fue. Todo salió mal. Hay veces que notas la sensación de que algo no va a salir bien. Una especie de creencia o pensamiento te hacer ver que quizá deberías olvidarte del asunto y tirar por el sumidero toda esperanza de que la cosa vaya acorde a tus sueños y esperanzas. Yo vi el partido enfrente de la gran masa social socuellamina desplazada. Y, la verdad, me sentía orgulloso de ver a una afición que remaba para un mismo lado. A la salida, tras la derrota, no había reproches para nadie relacionado con el club. Y eso habla muy bien de la gente, que entendió para dónde se debe tirar.

El lado positivo es que nos debimos portar bien en otra vida y el fútbol nos dio una segunda oportunidad cuando lo normal era caer en el ostracismo de lo improbable. Esa oportunidad la debemos asumir sin miedo. Con certeza de tomar lo que nos ofreció la vida. Porque hay veces que debemos coger lo que es nuestro. Y estos playoffs son nuestros. Nos los hemos ganado, por ello, el 15 de mayo, un día señalado en la localidad, es una buena ocasión para poner el broche de oro a una temporada impresionante.

Estos días estoy recordando una conversación con un aficionado del Puertollano. Fue en el Paquito. El hombre, que la verdad, desprendía un fuerte olor a alcohol, nos vino a decir que allí no se podía jugar. Que el campo era un futbolín. Hombre, la verdad es que sabemos que nuestro campo no es Wembley, pero yo estoy convencido que en el Paquito se da bastante mejor servicio que en muchos campos. Por cierto, el Puertollano, por desgracia, juega en las catacumbas del fútbol, pero con un magnífico estadio. Eso es cierto.

Volviendo a Getafe, la verdad es que el césped se veía muy bien. Muy verde y muy bonito todo. Ahora, un campo algo falto de recursos. No recuerdo ningún sitio donde ni siquiera me faciliten las alineaciones. Y eso tras ir dando tumbos de un lado al otro como cuando llamas al servicio técnico de cualquier compañía nacional de teléfonos.

La grada, como varias personas pueden acreditar, muy bien, pero la mitad no estaba techada y en día de lluvia, no es lo más conveniente. Suerte que el jefe de Prensa de la UD Socuéllamos, Antonio Martínez, andaba por allí y me suministró las mismas. Por no hablar, cuando se me ocurrió pedir algo de luz (muy bonitos los baños, menos mal que tenían enchufes). O cuando se me ocurrió preguntar por internet. En fin, a veces, el escudo de un club puede ser de primera, pero lo demás... Quizá no.

La lluvia que casi nos ahoga