En las horas posteriores al gran triunfo contra el Barakaldo CF todos tenemos una gran sonrisa, es inevitable. La victoria fue magnífica. No la más lúcida, pero sí la más práctica. Estas victorias dan prestigio. Restarle mérito por ser "el peor Barakaldo de los últimos años", como he escuchado, es absurdo. Incluso roza lo patético. Ganar al Barakaldo siempre tiene mérito y el CD Toledo puede opinar sobre si hablamos del peor Barakaldo de la historia o no.
Yo muestro mi admiración por David Movilla, ya que hizo más de 80 puntos el año pasado y rozó un ascenso que club y afición gualdinegra le exigen. Sin embargo, él no se ata ninguna cadena y apenas renovó el 30% de la plantilla que tantos éxitos tuvo la campaña anterior. Porque el fútbol en esta categoría es así, un viaje continuo. Es un aprendizaje constante y este negocio evoluciona muy rápido. Y eso que no comparto todo lo que él expone, ya que valora que este año es alternativa y no favorito. El Barakaldo está como todos los equipos, incluido el nuestro, en plena construcción. Nadie gana campeonatos o consigue ascensos en agosto, eso se hace para mayo o junio en cualquier caso.
Copa del Rey
Llegó la hora de disfrutar la Copa. Sí, el pesimismo cunde en la afición, ya que "no la veremos". El formato es el que es y así estaba pactado desde el principio. ¿No nos paramos a pensar el año pasado que el formato era injusto con el Portugalete? Tenía que jugar en Socuéllamos y, si nos ganaba, viajar a Valencia para enfrentar al Huracán. Claro, el año pasado este factor no nos afectaba y no se protestó, pero ahora nos toca a nosotros y ya eso "no debería ser así". Llevamos jugando la Copa dos años y esto lleva así ya unas cuantas ediciones. No se puede gobernar una casa en la que estás recién llegado.
Yo la voy a disfrutar, de eso no hay duda. Además, la gran mayoría tendrá la posibilidad de disfrutar la Copa con sabor añejo, esas tardes de fútbol donde visualizas el partido pegado a un viejo transistor. Así nos enamoramos de este deporte cuando éramos pequeños, así era todo antes de tener mil cadenas de televisión en nuestra casa con posibilidad de ver hasta la liga sudafricana. Y así era nuestro seguimiento de la UD Socuéllamos hasta hace pocos años, cuando las noticias fuera de casa las pillábamos mirando aquel mítico foro de socuéllamos.tk, que los más viejos del lugar recordarán. Y los no tan viejos, que eso fue prácticamente ayer. Un saludo a Correcuchillo, Valkiria, etc.
Los ex jugadores
Tras el partido me sorprendió encontrar en diferentes redes sociales un debate que yo creo bastante absurdo. Desde mi posición, al lado de los vestuarios en esos banquillos para la prensa, no percibí los gritos que recibió Álvaro Garrido. Las redes sociales estaban inundadas de los que defendían la postura del "ya no juega para nosotros" y, la postura contraria del "no tenemos memoria, jugó aquí". Yo pude entrevistar a Garrido antes de la eliminatoria contra el Sevilla Atlético y me pareció un fenómeno.
Partiendo de la base de no insultar, ya no solo al futbolista, sino a la persona, yo sí defiendo los comentarios irónicos para intentar descentrar al futbolista en cuestión, llámese Garrido o como se quiera llamar. Entre otros motivos, porque ya no juega para nosotros. Él es profesional y se debe al club que le paga hoy en día, es decir, el Barakaldo CF. El futbolista jugó aquí (y cobró, no se olviden), por tanto no hay más lazos que nos unan a él. Esta es la salsa del fútbol.
No se puede pretender que el partido sea un homenaje continuo por el simple motivo de que jugó para nosotros, ya que el futbolista en cuestión que venga y que haya jugado aquí vendrá a ganarte, como es su deber.
Un claro ejemplo siempre fue Treviño, yo creo que en pocos campos le han dicho tantas cosas como en el Paquito. Reitero que yo comparto cualquier comentario irónico, sin insultos. Y Treviño, en vez de corresponder a la grada, se cobraba las facturas marcándote goles. Y fue un tipo que aquí se cobró muchas facturas. Me chafó gran parte de mi infancia, pero no le guardo rencor por ello. Sin embargo, en la recta final de su carrera jugó en la UD Socuéllamos y, pese a todo lo que nos hizo sufrir, aquí fue muy querido porque en ese momento defendía nuestra camiseta y se dejaba la vida por marcar goles con ella. El fútbol es así, siempre lo fue y siempre lo será.