viernes. 26.04.2024

Un año inolvidable

Con la victoria ante la SD Zamudio, se cierra el año futbolístico 2016. Un año que no olvidaremos jamás y que seguiremos disfrutando el resto de nuestras vidas. Es el año en el que hemos tocado el cielo con los dedos. Para los que hemos visto al club en las catacumbas del fútbol, lo vivido en este año difícilmente se olvidará. A veces pienso que es ciencia a ficción, alguna película de Hollywood o algo así. Pero no, es real.

El último partido de 2015 fue aquella dura derrota ante el Getafe B por 0-4 en el Paquito Giménez. Empezábamos 2016 con muchas dudas, el proyecto era puesto en cuarentena y se sospechaba que no se había dado con la tecla (¿les suena algo de esto?). Pero el trabajo dio sus frutos, se empató con uno menos en Fuenlabrada en el primer partido del año. Pronto llegaría el histórico 4-0 al Real Madrid-Castilla. Esas victorias por la mínima ante Sestao River o Real Unión. Esa gran victoria en Getxo ante el Arenas, con uno menos y con un penalti parado por Facundo. O el golazo de Javi Gómez al CD Toledo.

Aquel gol nos puso en el mapa internacional. Socuéllamos salió en Reino Unido, Francia, Alemania, Argentina, México, Australia o Japón, entre otros. Todo el mundo nos conocía. Salías fuera de la localidad y, cuando alguien averiguaba de dónde eras, te citaba al club. Fue algo fantástico.

Guardo con cierto cariño la visita a Getafe. Sí, perdimos. Y nos cayó agua como nunca. Pero me enorgulleció ver a aquel pueblo herido, empujando a su equipo y siendo todos uno. Recuerdo en la banda contraria a tribuna la 'presión' que sufría el línea por parte de los aficionados socuellaminos que allí se daban cita. A mí me pareció un recuerdo magnífico. Se aprende más de las derrotas que de las victorias, eso lo tengo claro.

Y recuerdo el partido contra el Fuenlabrada en la última jornada de liga. Recuerdo una gran comida familiar antes del partido y el camino de casa al campo, casi en procesión. Era un día grande. Por supuesto, pese a que no acabó todo lo deseable, también recuerdo el viaje a Sevilla y aquel calor con el que nos recibió la capital andaluza. Recuerdo el día fantástico que pasamos.

Te paseabas por el centro de la ciudad y cada cierto tiempo veías a alguien con la camiseta azul, sabías que era de los tuyos. Y recuerdo el partido de vuelta, nos dolió, pero no lo olvidaremos. Un playoff histórico que, quizá, nunca más volvamos a vivir. Guardemos aquellas experiencias en un tarro, cerrémoslo y evitemos que se pierda.

Pero aquello acabó, empezó un nuevo y emocionante proyecto donde ya no somos aquel equipo de pueblo que cae simpático a todo el mundo. Ahora ya no somos la sorpresa. Y hay que calibrar, en su justa medida, que eso no es fácil de descifrar. Los jugadores vienen y van, pero el escudo y el club siguen. En este 2016 también nos llevamos la decepción de la Copa que no pudimos disfrutar por su lejanía. La segunda parte del año nos permitió conocer nuevos campos, visitas históricas, caras nuevas y empates que nos saben a gloria. Qué gran punto se rescató del Belmonte.

Ojalá que dentro de un año, cuando revisemos el futuro 2017, disfrutemos  casi tanto como este 2016. Yo estoy convencido de que lo lograremos.

Sigamos evitando que esta ilusión se apague, porque todo esto merece la pena por una sola cosa: los recuerdos.

Un año inolvidable