Socuéllamos celebra un año más el tradicional jueves lardero, una fiesta que tiene lugar el jueves anterior al Miércoles de Ceniza, y que, aunque en los últimos años no ha tenido un seguimiento masivo, se ha vivido siempre con gran intensidad en nuestro pueblo. Como siempre, las familias y los grupos de amigos se trasladarán al Paraje de Titos, el Parque Rural o el monte de La Raya para disfrutar de una buena merienda, en la que no faltarán los productos típicos de la tierra.
En este día cobra especial importancia la carne de cerdo. El origen del jueves lardero se encuentra en el inicio del carnaval, donde se aprovechaba la despedida de la carne antes del ayuno cuaresmal, y ésta se consumía en grandes cantidades. No en vano, el término proviene del verbo ‘lardear’ que, según la RAE, define la acción de “untar o envolver con lardo o grasa lo que se va a asar”.
El invierno atípico que estamos viviendo, con temperaturas más alta de lo habitual, y los cielos despejados que han amanecido esta mañana, permitirán disfrutar de una gran tarde de jueves lardero en el campo, merendando y en buena compañía.
Además, es una ocasión perfecta para degustar la tradicional gastronomía manchega de este día, como el hornazo y que en Socuéllamos y en otros lugares se llaman también monas de Pascua. El hornazo se hace con harina de trigo, levadura, aceite de oliva, sal, azúcar y huevos. También es habitual incluir zumo de naranja o al menos ralladura de naranja y de limón.Es un postre tradicional del que ya habló el manchego más universal, don Quijote, en el capítulo 50 de la segunda parte de la novela, donde Teresa Panza (la mujer de Sancho) le ofrece a un joven un bollo con dos huevos para que le escriba una carta.
También gozan de un gran éxito las tortillas de Jueves Lardero, un dulce de fácil elaboración a base de huevo, leche, aceite, levadura, raspadura de limón, anís, harina y azúcar.
El jueves lardero es una tradición que se ha mantenido a lo largo de los años y que no ha cambiado en exceso con el paso del tiempo. En Socuéllamos, siempre ha sido una de las fiestas más esperadas por los jóvenes, que se trasladaban al campo a disfrutar de este preludio del Carnaval.
