viernes. 10.05.2024

Hace dos años, los investigadores del Foro Castellano, Francisco Javier Escudero e Isabel Sánchez Duque publicaron el libro 'Manjavacas, la venta del caballero', que ubicaba el lugar exacto en el que Don Quijote habría sido armado caballero. El lugar en cuestión era Manjavacas, hoy término municipal de Mota del Cuervo pero que en tiempos de Cervantes pertenecía al municipio de Socuéllamos. De hecho, la venta en cuestión era propiedad del comendador de Socuéllamos, Antonio de Mendoza. La venta fue localizada por Francisco Javier Escudero e Isabel Sánchez Duque en la ubicación del pueblo antiguo de Manjavacas gracias a la presencia de un pozo que todavía existe y que facilita la delimitación del contorno.

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La hipótesis de que la venta antigua de Manjavacas sea la venta donde Don Quijote fue armado caballero se sustenta en varios puntos. El primero, es que está en el camino de Toledo a Murcia. "En la primera salida del Quijote, entre los capítulos 1 y 8, se mencionan lugares como El Toboso o Quintanar de la Orden y más indirectamente, Tembleque o Puerto Lápice. ¿Qué tienen en común estos lugares? Que están en el Camino de Toledo a Murcia", explica Francisco Javier Escudero. Si entendemos que la ruta tomada por Don Quijote es la que unía la Corte con la costa "la única venta que había en este camino era la de Manjavacas".

Además de la situación geográfica, hay una descripción en el libro que coincide con la descripción de la venta de Manjavacas. "Don Quijote se imagina una venta que parecía un castillo y esta parecía un castillo porque era el caserón del comendador. Tenía corrales, caballerizas, porquerizas, dos plantas, un arco de sillares con su escudo nobiliario... La venta de Manjavacas era una casa encomienda que los comendadores de Socuéllamos tenían en Manjavacas y los comendadores de Socuéllamos eran de los más importantes de la época".

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Además, hay otra confusión de Don Quijote que encaja en la historia. El caballero confunde la llamada de un porquero a una piara de cerdos con trompetas que anuncian su llegada a la venta. "Ventas con porquerizas hay realmente muy pocas en la zona y esta la tenía", asegura.   

La teoría que Francisco Javier Escudero e Isabel Sánchez Duque lanzaron hace ahora dos años fue acogida con bastante entusiasmo. "Fue un boom bastante grande porque nadie había reclamado la ubicación de la venta del caballero, aunque muchos pensaban que estaba en Puerto Lápice. El descubrimiento nos permitió salir en TVE en Televisión Castilla La Mancha, en Argentina, en México, en Italia... Sin embargo, con el tiempo la cosa se fue calmando".

Los personajes reales del Quijote

En estos momentos, Francisco Javier Escudero está centrado en la búsqueda de los personajes del Quijote, una búsqueda que le ha permitido protagonizar otro sonado descubrimiento, el de los Villaseñor, una familia que bien pudo inspirar el personaje de Alonso Quijano. Los Villaseñor, en tiempos de Cervantes, peleaban por los caminos con sus grandes rivales, los señores de Acuña, vestidos de caballeros, con lanzas y armaduras. Da la casualidad, además, de que Cervantes conoció a los Villaseñor porque aparecen en el ‘Los trabajos de Persiles y Segismunda’, la última obra de Cervantes, cuyas aventuras discurren en La Mancha.

“¿Por ventura, señor – replicó Antonio –, este lugar no se llama el Quintanar de la Orden, y en él no viven un apellido de unos hidalgos que se llaman Villaseñores? Dígolo porque he conocido yo un tal Villaseñor, bien lejos desta tierra, que si él estuviera en ésta, no nos faltara posada a mí ni a mis camaradas”, relata Cervantes en el capítulo nueve del tercer libro.

Para Francisco Javier Escudero, la clave de que el Quijote y otras obras de Cervantes estuvieran ubicadas en La Mancha es que el autor conocía profundamente esta tierra. "Fue un acto muy voluntario el de ubicar la historia de Don Quijote en La Mancha porque además, la mayor parte de sus personajes son de aquí y existieron realmente, sobre todo los secundarios", afirma Escudero. La lista de personajes que el investigador y archivero de Socuéllamos - ahora en Toledo - pudo localizar es interminable: Alonso Martínez Quijano, Dulcinea (que se llamaba María Lorenzo), el cura Pedro Pérez (que sería Esteban Pérez), Juan Haldudo, el sabio Frestón (que era un recaudador de El Quintanar llamado Francisco de Muñatones), Grisóstomo (también vecino de El Toboso), el clérigo Alonso López, Cide Hamete Benengeli... Más de una treintena de personajes, localizados en los archivos de unos pocos pueblos en torno a El Toboso, cuyo número no deja de crecer.

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Pese a ello, Francisco Javier Escudero es consciente de que hay muchos investigadores que van lanzando teorías, algunas contrapuestas, sobre las ubicaciones exactas de los lugares del Quijote y "todos no podemos tener razón". "El problema es: ¿cómo distingues el grano de la paja? Los filólogos y expertos cervantistas que podrían ayudar a esclarecer estos debates se mantienen ajenos a ellos, aunque yo creo que deberían manifestarse y decir qué teorías les parecen más lógicas. En cualquier caso, hubo un Congreso hace tiempo que debatía precisamente sobre las verdades y mentiras del cervantismo oficial, de modo que no es fácil llegar a acuerdos, ni siquiera entre los mayores expertos", concluye Francisco Javier Escudero.

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Visitamos con Francisco Javier Escudero la Venta del Caballero en Manjavacas