jueves. 28.03.2024

Insumisos de las desesperanzas

El 14 de diciembre de 1990, la Asamblea General de las Naciones Unidas, designó el 1º de octubre como Día Internacional de las personas de Edad; conocido también como Día Internacional de las Personas Mayores, con el objeto de favorecer la toma de conciencia acerca del valor de la prolongación de la vida y los beneficios que en ella se puedan alcanzar para vivir un mundo cada más más armónico y justo.

En la actualidad, casi 700 millones de personas son mayores de 60 años. Para 2050, las cifras aumentarán casi un 20% de la población mundial. Con estos datos en mente está claro que es necesario prestar mayor atención a las necesidades particulares de las personas mayores y a los problemas a que se enfrentan muchas de ellas.

Igual de importante es poner en valor la contribución esencial que la mayoría de hombres y mujeres mayores pueden seguir haciendo al funcionamiento de la sociedad si se cuentan con las garantías adecuadas.

En nuestro mundo, que envejece rápidamente, las personas mayores desempeñan un papel cada vez más importante a través del trabajo voluntario, transmitiendo su experiencia y conocimientos, cuidado a sus familias... contribuyendo enormemente a la sociedad.

El papel crucial de las personas mayores no se limita a los países en vías de desarrollo. En España en concreto, el cuidado de personas dependientes y enfermas de todas las edades, es en su mayoría llevada a cabo por personas mayores, especialmente mujeres.

Tales contribuciones al desarrollo sólo pueden ser aseguradas si las personas mayores disfrutan de adecuados niveles de salud para los cuales deben ser adoptadas políticas apropiadas, describiendo criterios y perspectivas para un envejecimiento saludable a lo largo de toda la vida.

Hay que posicionar al adulto mayor no como un sujeto de la asistencia, sino como titular de derechos, como sujetos activos y con potencialidades para desarrollar actividades en la sociedad, fortaleciendo la identidad inidividual y colectiva, y promoviendo la participación social y desarrollo integral.

Los que nos dedicamos a la apasionante y emocionante tarea de cuidar de personas mayores tenemos la obligación de hacerlo mejorando su calidad de vida, creando un mayor número de recursos y mejorando continuamente los servicios que se prestan, impulsando la solidaridad con las personas mayores para mejorar su día a día y paliar sus déficits, centrándonos en sus capacidades y no en sus limitaciones, en sus fortalezas y no en sus debilidades. Nos declaramos insumisos de las desesperanzas, afirmamos las potencialidades de las personas y nos empeñamos en que afloren y se desarrollen, creemos en el poder mágico de la ternura y el cariño capaz de transformar los momentos. Compensamos sus fragilidades con nuestros esfuerzos, enjugamos sus soledades con nuestras cercanías, sus carencias con nuestros cuidados, hacemos -lo intentamos al menos- que cada día se convierta en una nueva y gratificante experiencia.

¡¡¡ FELICIDADES A TODAS LAS PERSONAS MAYORES!!!

Insumisos de las desesperanzas