viernes. 19.04.2024

¿Y ahora qué?

Ha pasado el 20-D y ¿ahora qué? El pueblo se ha pronunciado y en un sistema democrático y de derecho la voz del pueblo es sagrada. No voy a repetir los resultados ya que estamos saturados de información por todos los medios de comunicación.

El PP ha sido la lista más votada con 123 escaños (o 122, ya que antes de arrancar esta legislatura tenía un diputado pringado hasta las cejas), aunque ha perdido millones de votos y 63 diputados. Le sigue de lejos el PSOE con 90 escaños y más lejos aún, Podemos y Ciudadanos. Por lógica parlamentaria, al PP le corresponde tomar la iniciativa de formar gobierno. ¿Cómo? He aquí el dilema. Ciudadanos ya ha demostrado lo que se sabía, que es la marca blanca del PP. Incluso antes de las elecciones ya dijo que facilitaría la investidura de Rajoy. Por este lado ninguna sorpresa, aunque ni por esas Mariano Rajoy será presidente.

Al PSOE ahora, se le pide responsabilidad y altura de miras. ¿Para garantizar que Rajoy sea de nuevo presidente? El Presidente de la Púnica, de la Gürtel, de Bárcenas, de Rato, de Fabra, de los recortes sociales en Educación, Sanidad y Dependencia, de la Ley Mordaza para tapar la boca a los ciudadanos, de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, de la reforma laboral, de la cadena perpetua. Ahora, todos los poderes fácticos de Europa, con Merkel a la cabeza, el Banco Central Europeo y hasta el Banco de España, llaman a la responsabilidad a Pedro Sánchez para salvar a España, cuando son todos estos, con Mariano Rajoy y el PP a la cabeza, los que han dejado España hecha un erial.

Pero, ¿está el PSOE en disposición de poder plantear alguna alternativa? Como militante de base durante cuarenta años y con la libertad que me da poder decir lo que pienso y siento, ya que no estoy, ni nunca he estado atado a cargos ni prebenda alguna y por tanto, no temo perder nada, digo: Pedro Sánchez ganó unas primarias por amplia mayoría y, con independencia de quien le votara o no, es nuestro candidato. Por tanto a él le corresponde, con los órganos del partido, llevar la iniciativa para negociar, hablar y ver lo que mejor conviene al interés general de España y los españoles, siempre desde las líneas de un programa que la gente ha votado.

Pero en política, no siempre dos y dos son cuatro, por desgracia. Desde un punto de vista surrealista, aparecen la baronesa Susana Díaz y los barones de Castilla la Mancha, Extremadura, Valencia,  Asturias y Madrid, (cuando estos mismos de la capital de España ya han relegado a nuestro partido a la cuarta posición, buen aval por cierto) y se quieren cargar al candidato Sánchez. Es decir, se quieren cargar al PSOE. Y son precisamente los cuatro primeros los que deben a partidos emergentes, como ahora se les llama, la poltrona en sus respectivas baronías. Susana Díaz a Ciudadanos y los otros tres a Podemos. Son estos los que ahora le niegan el pan y la sal. Es decir, lo que ellos han hecho, Pedro Sánchez no lo puede hacer. Hasta ahora siempre he pensado que las personas que ocupan cargos de responsabilidad como el de estos barones, eran personas inteligentes, responsables, pero están demostrando que son unos cantamañanas, sin ética ni altura de miras más allá de sus narices e intereses personales.

¿Cómo es posible plantear ahora un congreso? Al candidato ya se lo han cargado, está sin autoridad, ninguneado, ridiculizado, y por tanto, también el partido. Si entramos ahora en proceso congresual llegarían, como muy probablemente sea, unas nuevas elecciones sin candidato y los socialistas peleándose para ver quién es el que más manda, pero sin candidato. Es decir, la muerte política del PSOE.

Lo que en sus 136 años de historia no consiguieron los gobiernos caciquiles de la restauración, ni la dictadura franquista, lo están consiguiendo los de la propia casa: hundir al PSOE y relegarlo a ser algo residual en la política nacional. Siento pena y aunque hablo sólo en mi nombre, me consta el sentir de muchos socialista honrados que como yo, están abochornados por este espectáculo. Como decía San Juan Bautista, somos la voz que clama en el desierto. Pero desde la soledad, alzo mi voz y animo a todo socialista de buena voluntad que no teme perder su sueldo ni su poltrona a que denuncie a estos irresponsables que, como dice el refrán, prefieren ser cabeza de ratón que cola de león. O más bien lo que dentro de unos meses no va a ser ya para nadie, ni para ellos mismos, ya que les va a caber la indignidad de haber certificado la defunción del Partido Socialista Obrero Español.

¿Y ahora qué?