sábado. 20.04.2024

Las necesidad de vivir más allá de las redes sociales

En los últimos tiempos, las redes sociales han adquirido tal magnitud, que existe el peligro constante de pensar que lo que ocurre en ellas es un reflejo fidedigno de la realidad. Sin embargo, sin dejar de ser una buena herramienta para tomar el pulso a la sociedad, nunca hay que olvidar que en ellas sólo está representada una parte del conjunto de personas que convivimos día a día.

Al margen de todos los beneficios y adelantos –empezando por la democratización de la comunicación- que ha permitido el extensivo uso de las redes sociales, y que son de sobra conocidos, se hace necesario cada vez con mayor frecuencia recordar que, como herramientas que son, su bondad o maldad no radica en ellas mismas, sino en el uso que le demos.

La comodidad de interactuar desde el teléfono móvil o el ordenador y con la posibilidad de amparo del anonimato, promueven que la ‘vida virtual’ reste protagonismo a nuestra ‘vida real’, confundiendo los espacios y los roles que se desempeñan en cada una de ellas.

Por ejemplo, cada vez es más frecuente el uso de las redes para denuncias de cualquier tipo: desde una injusticia social a una acera en mal estado. Es evidente que son una magnífica forma de difusión, de dar a conocer determinados hechos e incluso de presión a los poderes establecidos, pero el ciudadano no debe olvidar los espacios habilitados en un Estado de Derecho para dar cauce a sus reivindicaciones: la Justicia, las administraciones y, al fin, la calle.

Este pasar a la acción en la vida real se puede aplicar a multitud de ámbitos. La solidaridad es otro de ellos y, como ya dijimos con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, hay cuestiones en las que no es suficiente con la solidaridad virtual. Las personas y asociaciones –afortunadamente hay muchas- que dedican su energía y su tiempo en ayudar a los demás agradecerán seguro cualquier muestra de apoyo en redes sociales, pero valorarán infinitamente más dos manos que ayuden durante una hora.

Las redes sociales pueden ser muy útiles y constructivas pero también son frecuentes los usos irresponsables (se ha visto un buen ejemplo a raíz de la muerte del torero Víctor Barrio) e incluso delictivos. En cualquiera de los casos, es un hecho que la propia dinámica nos empuja a interactuar continuamente y de forma impulsiva, sin apenas cabida para la reflexión. Y en esta vertiginosa autopista no está de más, de vez en cuando, recordar que, además de escribir tuits y entradas de Facebook, podemos hacer muchas otras cosas útiles como vecinos, ciudadanos y seres humanos.

Las necesidad de vivir más allá de las redes sociales