viernes. 29.03.2024

La Fiesta de la Vendimia, un nuevo enfoque que hay que afinar

A final del mes de julio, hablábamos en otro editorial sobre la necesidad de revisar los formatos de nuestras fiestas y celebraciones, respetando la tradición. Abogábamos entonces por cambiar unos modelos que, si bien funcionaron en su momento, han quedado agotados y han provocado una bajada de participación que se ha visto reflejada en los últimos años en la Romería, la Feria, etcétera.

En este sentido, manteníamos que fórmulas como la empleada en la Feria y Fiestas necesitan una renovación, más allá de la introducción puntual de actividades más o menos novedosas. Se trata de un cambio de planteamiento y enfoque que logre un equilibrio entre la tradición, los nuevos tiempos y las demandas de los vecinos.

En los últimos días, hemos asistido a un giro que ha pretendido marcar las diferencias entre la tradicional Fiesta de la Vendimia y la más técnica Manchavino. En principio, parece una decisión lógica, teniendo en cuenta que las jornadas enfocadas al sector vitivinícola contaban con poca participación debido al incremento del volumen de trabajo en estas fechas. Además, creemos un acierto dar protagonismo a la vertiente más tradicional de un acontecimiento tan importante históricamente para Socuéllamos como es la vendimia. 

Sin embargo, el desarrollo de esta edición ha tenido claroscuros en cuanto al éxito de las actividades. En las principales fiestas de nuestro pueblo hay una sobrecarga de actos programados que producen un efecto contrario al deseado. En algunas jornadas estaban programadas hasta doce actividades, algunas de ellas fijadas en horarios poco atractivos en períodos estivales como las cuatro o las cinco de la tarde y otras que comparten horario. Como consecuencia, varias de ellas (algunas deportivas y un espectáculo infantil) tuvieron que ser suspendidas ante la falta de participación.

El equipo de Gobierno debe realizar una reflexión sobre las actividades que no han contado con el respaldo de los vecinos y potenciar las que han gozado de éxito. Un ejemplo son los concursos tradicionales como la pisada de uva, los concursos celebrados en el Parque Virgen de Loreto, las gachas, las catas o la ruta nocturna a los viñedos, que contaron con una buena cantidad de participantes. Se trata de actividades consolidadas que, desde un primer momento, contaron con el respaldo de los ciudadanos.

La implicación de los vecinos es el mejor termómetro para comprobar las actividades que son demandadas y las que no. Lejos de elaborar programas repletos de actividades, la apuesta debe inclinarse más por la calidad y lograr que los socuellaminos hagan verdaderamente suyas las fiestas con su participación espontánea en eventos y actividades pensadas para todos. Que el resultado de la programación de unas fiestas sea un éxito completo y se amolde a todos los gustos es una tarea complicada, pero el esfuerzo debe ir encaminado a que las actividades propuestas abarquen al mayor número de participantes posible aunque ‘sobre el papel’ la programación parezca más reducida.

La Fiesta de la Vendimia, un nuevo enfoque que hay que afinar