Una cultura viva es imprescindible para que cualquier pueblo avance y se desarrolle plenamente. Una relación cercana con la música, la pintura, el cine o la literatura es fundamental para despertar el sentido crítico, entendernos un poco mejor y descifrar la realidad que nos rodea. Y en Socuéllamos, desde hace algunos años, la oferta cultural se ha ido empobreciendo silenciosamente hasta quedar casi relegada a las fiestas tradicionales.
Uno de los males de nuestros tiempos es la institucionalización de la cultura, y esto tiene dos claros culpables: por un lado, las instituciones han adoptado un rol excesivamente intervencionista, asumiendo la responsabilidad de organizar y promocionar la oferta cultural de las ciudades y municipios. Los ciudadanos, por su parte, han optado en muchos casos por la comodidad, dejando alegremente el desarrollo de la cultura en manos de las administraciones.
Como es natural, una parte importante del dinero público debe destinarse a promocionar e impulsar los movimientos culturales, pero eso no quiere decir que deba ser el máximo –y en algunos casos el único- promotor cultural de una localidad. De hecho, lo normal en muchos sitios es que surjan iniciativas culturales al margen de lo público y lo oficial. En Socuéllamos hay un buen número de músicos, pintores, escritores,... Lo natural es que sean los propios ciudadanos los que, a través del asociacionismo o de manera individual, propongan nuevas alternativas culturales.
Este mes de enero se están desarrollando desde el Ayuntamiento las I Jornadas del Cómic, iniciativa que, por novedosa y fresca, nos parece acertada. También se han vuelto a convocar los concursos de cartelería para los principales eventos y en Navidad se han programado actividades que han funcionado bien, demostrando que es más importante la calidad que la cantidad. Pero el nuevo equipo de Gobierno debe estar lo suficientemente despierto para detectar las nuevas inquietudes de los socuellaminos y ayudarles a canalizarlas sin más pretensiones.
En los últimos años se han suprimido algunas iniciativas importantes como el Certamen de Poesía Carmen Arias o el Certamen de Narrativa Corta ‘Villa de Socuéllamos’. El certamen poético que promueve la Hermandad del Cristo de la Vega es el único evento literario de nivel que queda en la actualidad en nuestro pueblo y eso es un síntoma preocupante.
Socuéllamos ha vivido ciclos de una gran actividad cultural, pero ahora corren otros tiempos. Es cierto que existen asociaciones importantes que promueven la cultura, pero su actividad no tiene la continuidad suficiente. Realizan una gran labor y gracias a ellas disfrutamos de interesantes actividades a lo largo del año, pero son muchas las que reclaman una mayor implicación por parte de gente que aporte trabajo y entusiasmo para sacar adelante las iniciativas.
También es curioso que el sector privado no asuma un papel determinante en este sentido. Aunque las empresas colaboren económicamente con diferentes actividades, no son impulsoras directas de iniciativas culturales. La implicación en otros eventos –por ejemplo el deporte- es bastante mayor y, aunque también son acciones plausibles, no se pueden olvidar de la cultura. Y no sólo las grandes empresas. También las pequeñas deben manifestar ese compromiso. Como ejemplo, resulta curioso que prácticamente no haya música en directo en nuestros bares de copas con la cantidad de buenos músicos que tenemos. Con varias compañías locales de teatro, ¿cómo nunca se ha visto una función de microteatro en algún pub del pueblo?
La cultura la hacemos todas las personas que vivimos en Socuéllamos. Es una máxima que no puede caer en el olvido. La ciudadanía, las instituciones y el sector privado deben asumir la responsabilidad de que Socuéllamos vuelva a ser un foco cultural a la altura de los vecinos. Los jóvenes, además, tienen mucho que decir en esto: hay socuellaminos que escriben, pintan, hacen cortometrajes, dibujan, tocan instrumentos… Y la primera plataforma que merecen encontrar es la que les brinde su propio pueblo. Que nuestra localidad apenas supere los 13.000 habitantes no es ninguna excusa. Ya dijo Delibes que “la cultura se crea en los pueblos y se destruye en las ciudades”.