La vida es cambio. Una rueda que va girando. Nosotros estamos dentro de esa rueda, sufriendo sus movimientos mientras vamos observando cómo, lo que un día fue de una forma, ahora es absolutamente distinto. Esto la hace bella, pues si todos los días de nuestra existencia vivimos las mismas experiencias, las mismas emociones... el tedio se acaba apoderando de nosotros, de nuestra mente. Todas estas palabras me incitan a pronunciar una expresión: innovación.
Podemos parar a reflexionar y preguntarnos: ¿qué es innovar? Según el diccionario, "innovar es alterar las cosas introduciendo novedades". Creo que todos coincidimos en que la definición es correcta. En efecto, podemos y debemos perfeccionar todos los actos que realizamos en nuestro ciclo terrenal, hacer cosas nuevas pero sin romper con lo antiguo. Eso es innovar. Y con esto doy pie a un movimiento de concienciación para todos los grupos culturales, sean de nuestra tierra o sean foráneos, con el que pretendo transmitir la idea de no quedarse anclados en el pasado ni en una sóla temática que estudiar o analizar. Cuidado…no hablo de cambiar de manera radical, no…hablo de añadir nuevas ideas, nuevas experiencias a lo que ya tenemos. Creo que en ese concepto se enfrasca la esencia de la innovación.
Las personas que forman parte activa del panorama cultural en un municipio conocen de primera mano cómo se organizan los actos que homenajean a la cultura en esa localidad. Muchas veces, esas personas que dicen actuar en pro de la cultura, lo único que buscan es trabajar en su propio beneficio y vestidos con una chaqueta que lleva puesta la etiqueta de los intereses… Especulo que ese es el freno que evita que la rueda de la innovación de la que hablaba al principio vaya girando sin detenerse.
En definitiva, innovar es una virtud… una grandísima virtud, pero no debemos olvidar que innovar no es dejar lo que ya existía, sino añadir nuevos detalles a lo que ya existe, a lo que ya tenemos.