viernes. 03.05.2024

¿Por qué no somos Finlandia?

Cuando salen en la prensa noticias sobre el rendimiento académico de nuestra juventud suelen agolparse en nuestro intelecto conceptos como PISA, repetición, fracaso escolar, competencias básicas,…y un sinfín de ideas similares. Si observamos el ranking del informe PISA de los últimos años nos asombrará ver que los primeros puestos lo ocupan siempre países asiáticos y de los europeos el más destacado es Finlandia.

Desde hace muchos años me dedico a esto de la educación, a esto de dar clases o ‘impartir conocimiento’ como decía un amigo mío -para mí un gran maestro- ya jubilado. En muchas reuniones con inspectores de educación se nos insta a imitar a Finlandia, a copiar los buenos resultados del modelo finés a través del cambio y mejora continua.

Conforme pasan los años cada vez me convenzo más de una idea: el modelo finés no es el nuestro. Creo que hay tres diferencias esenciales desde un punto de vista educativo entre ellos y nosotros.

En primer lugar está el hecho innegable de la estabilidad de su modelo educativo con leyes fijas desde hace cuarenta años, conocidas y aceptadas por todos y que nadie se plantea modificar sin el consenso de la comunidad educativa. En nuestro país cabemos a ley educativa por legislatura según el partido que gobierne. Cada pocos años estamos cambiando asignaturas, proyectos, indicadores y modos de hacer las cosas. Es, cuanto menos, milagroso que las cosas medio funcionen así.

En segundo lugar, los niños y niñas finlandeses pasan solos gran parte de su jornada, dado que ambos progenitores suelen trabajar y nadie cuida directamente de ellos. Se les pide, a nivel social, una responsabilidad que entienden como intrínseca desde su más tierna infancia. En nuestro país no es ni planteable que un chico o chica de 17 años pueda marcharse a casa sin acompañarse de un adulto si se pone enfermo. La responsabilidad es del director del centro porque el menor de edad ni sabe ni entiende de nada, según la ley. ¿Cómo se puede esperar que a la hora de trabajar o estudiar rindan igual chicos responsables desde la cuna y otros que no han tenido oportunidad de demostrarlo?

En tercer lugar están los factores externos climáticos. En Finlandia hay pocas oportunidades para el asueto cuando se va el sol. El frío es atroz, la movilidad muy limitada y el componente social de la educación es muy limitado. En nuestro país sucede todo lo contrario. Cuesta un esfuerzo ímprobo abstraerse de las numerosas posibilidades que nos dan las largas tardes durante casi todo el año.

Fuera de estas breves líneas se queda la preparación del profesorado en sus prácticas antes de trabajar en los centros, la visión social que se tiene de la labor del profesorado (incuestionable en el país nórdico y muy cuestionada aquí), el prestigio de las diversas carreras que hace que los mejores cursen tales o cuales estudios, la asistencia de las familias al centro educativo para asumir su papel educador insoslayable, las rejas que hay que poner en nuestras ventanas frente a las puertas abiertas en muchos lugares del norte europeo, el interés político por tener ciudadanos y no marionetas, etc.

Definitivamente no somos Finlandia. Pero quizás nos venga bien no serlo porque nuestra realidad es otra. Quizás la educación que se está pretendiendo sea demasiado técnica y aplicable, medible y cuantificable. ¿Qué queda de la reflexión y de la creatividad? ¿Qué hay de la labor socializadora de la escuela? ¿Es medible que nuestro alumnado tiene índices de suicidio muy inferiores a los de los finlandeses? ¿Es cuestionable que en Finlandia el alcoholismo juvenil solitario es muy superior al nuestro? Quizás, y solo quizás, no se trate de imitar a nadie sino de tener claro qué queremos, cómo conseguirlo y ponernos de acuerdo en alcanzarlo. ¿Tarea imposible? El tiempo lo dirá.

*Rafael Vergara Gutiérrez es profesor de Secundaria en la especialidad de Geografía e Historia desde hace más de quince años. Ha trabajado ocupando diferentes cargos como Jefe de Departamento, Secretario de Instituto, Presidente de tribunal de oposiciones y en la actualidad es Director en el IES La Campiña de Arahal (Sevilla). Prepara, asimismo, a opositores a profesor de secundaria en Andalucía y coordina el programa de Master de Educación Secundaria en el IES que dirige.

¿Por qué no somos Finlandia?