jueves. 02.05.2024

Otra vez elecciones

Celebrado el famoso debate entre los cuatro líderes políticos, ahora comienza otro debate fuera de los platós: ¿Quién ganó?

Nada más terminar, haciendo un recorrido por las distintas cadenas, en Telecinco ganó Sánchez, en La Sexta, Iglesias y en La1 y 13 TV arrolló Rajoy. De esto se deduce que cada medio tiene su público, y por ese criterio, gana uno u otro, pero no es objetivo. 

El 26J el pueblo dirá quién es el ganador. En democracia esto así es y así debe ser. Para muchos socialistas, Pedro Sánchez hizo un más que meritorio papel y la pinza entre los dos extremos -PP y Unidos Podemos- no funcionó. Pablo Iglesias intentó en todo momento ningunear a Sánchez con la intención de aparecer él como única alternativa al PP. De vez en cuando, como lobo con piel de cordero, decía a Sánchez: “Yo le tiendo mi mano”, “al PSOE lo vamos necesitar”… Es indignante ver el papelón de este hombre, cómo cambia de color según del terreno que pisa. ¿Ahora tiende la mano?, ¿ya no es una mano manchada de cal viva?

Aun así, igual que cuando salió de la entrevista con el Rey proclamándose vicepresidente, en esta ocasión ya se da por vencedor solo con el pronóstico de las encuestas. Por contra, Rajoy tenía que dar a entender a los suyos que ‘vienen los malos’, ‘votantes del PP, votad que nos comen’. Ni uno ni otro pudieron consumar su objetivo.

Según muchos comentaristas políticos, lo que pasa es que Iglesias le ha comido el espacio al PSOE. Desde mi humilde opinión, eso es totalmente incierto. Después del 26J, habrá un congreso federal del PSOE y en éste, pase lo que pase en las elecciones y antes de mirar sillones y quién lo va a dirigir, el partido debe abrirse en canal. Allí deberá definir muy clara y nítidamente cuál es su espacio ideológico, y es nada más y nada menos que la socialdemocracia, y éste no está ni mucho menos ocupado por nadie, y ese es el problema.

En primer lugar, debe quedar muy claro que los políticos deben ser honrados y donde haya un corrupto, sea quien sea, ocupe el cargo que ocupe, sin más contemplaciones, a la calle. Eso, o se extirpa como un tumor maligno o se come el cuerpo.

Un partido socialdemócrata debe definir en primer lugar el respeto y garantía de libertades individuales, libertad de expresión, de opinión, de conciencia de culto y garantizar una sociedad laica donde todos quepan sea cual sea su identidad cultural, étnica o religiosa. Si una minoría necesita espacios sagrados donde enterrar a sus muertos, se le debe garantizar; si necesita lugares de culto donde expresar sus sentimientos, ayúdesele, pero a mí también me deben respetar las mías. ¿Esta es la socialdemocracia de Podemos? Rotundamente no. Estamos viendo cómo algunos de sus ayuntamientos, con el pretexto de respeto a otras minorías, ocultan espacios sagrados de culto católicos, tapando imágenes y cristos de una capilla; contraponen las ‘Reinas Mágicas’ a los Reyes Magos; quitan nuestros belenes; organizan procesiones laicas que ofenden el sentimiento de millones de personas… Eso no es socialdemocracia, eso es una dictadura, donde se nos quieren imponer el criterio de los que mandan como única y verdadera doctrina.

Se deben garantizar libertades colectivas, el derecho a la propiedad privada, al libre mercado, la libre iniciativa de las personas. Y a la vez, garantizar una sanidad universal, gratuita y de calidad, educación, donde todos puedan tener acceso a ella (sobre todo los hijos de las clases más humildes), atención a nuestros mayores, discapacitados, el apoyo y la dignidad de las mujeres maltratadas, viviendas sociales, trabajos y salarios dignos, en definitiva, que los ciudadanos puedan ser PERSONAS. Alguien pensará: eso es Alicia en el país de las maravillas, ¿de dónde sale el dinero para todo eso?

Un gobierno socialdemócrata, a todas estas libertades colectivas, empresas, capitales, trabajo, etc., les debe imponer una ‘hipoteca social’. Todas esas libertades deben contribuir al bien común y para ello debe hacer una política redistributiva justa: el que más tiene más paga. No como hace la derecha, que mientras un pobre paga el diez por ciento, un rico no llega al dos, eso cuando no se le perdona o se les amnistía para que les salga gratis.

Este espacio tampoco lo ocupa Pablo Iglesias, ayer comunista, y no lo digo peyorativamente, al día siguiente de abajo, al otro, las ideologías son de casposos antiguos, después, la socialdemocracia es como el lince ibérico, una especie en extinción… Estas expresiones suyas son de ayer como aquel que dice. Para tratar de acaparar todo, le pide audiencia al Papa Francisco, éste recibirá a toda la cúpula de Podemos a mediados de septiembre para que vean que ‘casi somos católicos’. Pero al ver que los suyos se le sublevan por esta visita,  les dice: “tranquilos, al Papa lo voy a poner en su sitio, que no piense en privilegios”.

Demencial. Y aquí quiero diferenciar a los votantes de Podemos de su jefe. Entre los primeros hay mucha gente honrada y de buena conciencia, pero este es un auténtico camaleón. Camufla su identidad real para pasar desapercibido y cuando la mosca pasa confiada por delante de él, saca la lengua y se la engulle. Esa es su táctica y ya lo ha hecho con IU, ayer ‘Los Pitufos’, entre otras muchas descalificaciones.

Para afianzarme en mi calificación de camaleón, acabo de ver unas declaraciones de Pablo Iglesias en el diario El País, reivindicando a Zapatero como el mejor presidente de la democracia, cuando ayer, era el presidente del 135 de la Constitución, el de las puertas giratorias, y ahora resulta que es su ‘padre confesor’. Creo que este hombre, antes de las elecciones, debería ir al psiquiatra.

No hay más que mirar los carteles de la confluencia en nuestro pueblo: no hay ni una imagen de Pablo Iglesias. Sólo aparece IU y la cara de Garzón. A la marca dulce, es decir, hasta a los suyos, les da miedo presentarlo.

Es más que probable que después del 26J no haya más remedio que pactar si no queremos estar continuamente de elecciones. Hay que dejar de mirar las encuestas para buscar estrategias y tener altura de miras y aquí viene el dilema: el PP, con o sin Rajoy, es un cáncer en nuestra sociedad que hay que mandar a curar y reposar muchos años. Por tanto, la única alternativa real es un gobierno que se aglutine en torno al PSOE, o tenemos a Pablo Iglesias de presidente y no es lo mismo. Un PSOE fuerte será un contrapeso al radicalismo de Iglesias, por tanto en estas elecciones nos jugamos más de lo que se puede pensar.

En primer lugar todo el mundo debería ir a votar. En estas circunstancias, el único voto útil es al PSOE. El PP no cuenta, es un voto muerto. Aun ganado las elecciones en votos y escaños, para nada le sirven, ya que nunca podrá formar gobierno. Por tanto, los votantes socialistas desanimados, los que votaron a Podemos y ahora están arrepentidos, incluso los votantes más centristas del PP, su voto útil para conformar un gobierno del cambio sin traumas, es voto al PSOE.

Otra vez elecciones