viernes. 03.05.2024

María José Almansa, profesora del Instituto Fernando de Mena, ha sido escogida por la Junta de Cofradías para leer el Pregón de la Semana Santa 2016 de Socuéllamos. La oferta sorprendió a María José, aunque aceptó el reto. Su pregón será cercano y actual,  "a pie de calle". También tendrá cierto tono didáctico ya que, como dice ella, "la cabra tira al monte" y uno tiene que construir su discurso con las cosas que conoce y que tiene cerca.

¿Cómo recuerdas la Semana Santa de tu niñez?

Antes que nada, era una buena excusa para salir de casa. Uno decía "voy a ver la procesión" y aunque luego no la viera, al menos salía a la calle. Ahora decimos que a los niños les gusta la calle pero antes también nos gustaba, lo que pasa es que teníamos más freno. Yo vivía enfrente de la iglesia y nada más salir de casa ya se veía el ambiente de los nazarenos. Yo misma salí de nazarena en alguna ocasión, con el cirio apoyado sobre el pie y muy pendiente de que no se me cayera. Antes no había la tradición de los costaleros, como ahora. Se trata de un sacrificio duro, pero en la vida hay sacrificios más duros que ser costalero.

¿La Semana Santa es una de esas cosas que no cambian a lo largo de los años?

Ha cambiado un poco. Ahora hay más parafernalia, la vivimos más de cara al exterior, a lo que se muestra. Creo que cada vez nos queremos parecer más a Sevilla. Esto es Socuéllamos y aquí la Semana Santa siempre se ha vivido con una pasión distinta.

La Semana Santa es una celebración religiosa que también se vive con un ambiente festivo, ¿cómo se conjugan ambas partes?

 Claro que hay gente, sobre todo la gente joven, que concibe estas fiestas como una ocasión de estrenar ropa y divertirse, sobre todo si hace buen tiempo. Esa parte está bien, pero hay que conocer también el significado de nuestras celebraciones. Qué significa el Domingo de Ramos, qué recordamos el Jueves y el Viernes Santo o el Domingo de Resurrección. Es verdad que los jóvenes participan en las cofradías y en las bandas y que muchos se pasan la noche entera tocando. En ese sentido también se ve su sacrificio y su implicación, pero en general, me parece que viven bastante alejados del hecho religioso.

¿Cómo recibiste la propuesta de leer el pregón?

Pues recibí una llamada de Rafael (uno de los sacerdotes) y no supe decir que no. Me sorprendió, me pregunté por qué me habían elegido a mí, pero acepté. Luego, al escribirlo, me di cuenta de que me estaba sirviendo a mí misma de reflexión.

¿Con qué intención lo has escrito, qué respuesta esperas provocar en la gente que te escuche?

En principio se supone que un pregón de Semana Santa es algo serio pero mi estilo y mi forma de ser no es así. Le advertí a Rafael que la cabra tira al monte y que iba a ser inevitable que hablase de educación, de las cosas que yo veo día a día. Yo quería que fuese algo ameno, divertido y que llegue a la gente. Es fundamental para mí emplear un lenguaje claro y que la gente salga de allí esperanzada.

El pregón está dividido en tres partes porque entre una y otra se tocan las tradicionales marchas, ¿cómo es la estructura de tu pregón?

La primera parte habla de mis vivencias personales respecto a la Semana Santa. La parte central, que habla del Triduo Pascual, es la más seria. En esta parte hablo del Jueves, Viernes y Sábado Santo, porque el Domingo de Resurrección he preferido dejarlo para la parte final. Esta segunda parte debería hablar de los símbolos, de la última cena, del lavatorio de los pies... Pero yo he querido centrarlo en el amor entre los hombres porque toda esa simbología nos remite al amor de Jesús. Así, hablo de experiencias de amor, tal y como lo vivieron personas como Santa Teresa de Jesús o la madre Teresa de Calcuta. Hablo del amor tal y como lo viven las ONG, las personas solidarias, las personas que viven conflictos. Cómo vivimos el amor en nuestro día a día, con las situaciones que se nos plantean.

Parece que hay también alguna intención didáctica en el texto...

Es lo que le decía a Rafael. Me va a salir...

También abordas muchos temas de actualidad.

Hablo de la guerra, hablo del acoso, hablo de la ciencia, de los donantes de órganos, de la corrupción... Cómo no voy a hablar de todos estos temas si están ahí. También intento hacerlo con algo de humor, no quiero ser demasiado grave, pero hay que tratarlos.

Y entonces llega la tercera parte del pregón, la Resurrección.

Fue la parte más difícil. Yo decía, cómo abordo un tema tan triste como la muerte, que significa la separación de un ser querido al que no volvemos a ver más. Abordarlo con cierto sentido del humor y dar un mensaje de esperanza me costó mucho. Tuve que darle muchas vueltas. Lo que trato de explicar es que la muerte es algo inevitable de la vida y que uno debe centrarse en la vida. Debemos aprender a vivir bien para aprender también a morir bien.

Al final va a ser el mensaje que quede en la gente que te escuche, ¿cuál quieres que sea ese mensaje?

El mensaje es de ganas de vivir y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.

María José Almansa: "Quiero enviar un mensaje de esperanza y de ganas de vivir"