Este Martes Santo se ha celebrado la procesión de los Crucíferos de la Caridad, la cofradía más sobria de Socuéllamos. A las 22.00 horas, los crucíferos iniciaban el Via Crucis frente a la Parroquia de San José acompañados por el numeroso público allí congregado. Como es habitual, han sido muchos los penitentes que han participado portando sus pesadas cruces y arrastrando sus cadenas.
Durante el recorrido, cientos de vecinos acompañaron a los crucíferos por las calles de Socuéllamos rezando junto a ellos las catorce estaciones del Via Crucis. El párroco Juan Pedro Andújar explicó al inicio que el Via Crucis se realizaría para que la procesión fuera “un verdadero acompañar a Cristo en la Cruz” y se haría dando lectura a fragmentos de la Bula Misericordiae Vultus (‘El rostro de la Misericordia’) del Papa Francisco. Además, ofreció la procesión “por todas las víctimas del cruel atentado de Bruselas. Vamos a pedir al Señor por sus familiares y por la unidad de todos los que creemos en la paz, en la libertad de los hombres y en una civilización del amor”.
La cofradía cambia de itinerario cada año y en esta ocasión ha procesionado por San Francisco, Canalejas, Ossa, Don Quijote, Virgen de Loreto, Campo de Criptana, Amargura, Pedro Arias, Calderón para llegar a la Plaza de la Constitución, donde se reza la última estación.
Penitencia y caridad
La cofradía de los Crucíferos de la Caridad fue fundada el 8 de Abril de 1950 (Sábado Santo) por José Antonio Requena, Claudio Bermejo, Teófilo Martínez y Benito Fernández, bajo los principios de penitencia y caridad.
En sus orígenes, la cofradía ofrecía una comida a las personas necesitadas el Jueves y Viernes Santo. Con el paso de los años, estas acciones solidarias se han ido adaptando a las nuevas necesidades y actualmente, según explica su presidente Juan Manuel Medina, las desarrolla en colaboración con Cáritas Interparroquial y Manos Unidas, aportando donaciones para diferentes proyectos.
Los hermanos visten túnica y capuz negro sin adornos de ninguna clase, cíngulo de cáñamo, zapatilla frailera sin medias ni calcetín -aunque muchos van descalzos-, arrastran una cadena atada a los pies por otra cadenilla y cargan una cruz de tamaño natural.
Además, la cofradía no posee ninguna imagen, tan solo el estandarte: un sayón negro con una cruz y una cadena bordadas en blanco y una leyenda del Evangelio de San Marcos que dice: "… y cargue con su cruz y me siga".
Los Crucíferos de la Caridad también se caracterizan por velar al Santísimo durante 24 horas, entre el fin de los oficios del Jueves Santo y el inicio de los oficios del Viernes Santo. Durante esa jornada entera, tanto de día como de noche, siempre hay dos hermanos crucíferos velando al Santísimo en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
