viernes. 03.05.2024

Esta semana se cumple un año de la inauguración del Museo Torre del Vino, la infraestructura que más debate ha generado en los últimos años entre los socuellaminos. El 10 de diciembre de 2014, ocho años después del inicio de la obra, la entonces presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores Cospedal, se desplazaba a nuestro pueblo para inaugurar una obra llamada a convertirse en el revulsivo turístico de la zona.

La propia inauguración ya generó controversias. En el acto se incluyó la presentación de la II Cumbre Internacional del Vino y de los vinos espumosos de la región, y se instaló una carpa a la que fue invitada una representación política, social y cultural del pueblo, así como personalidades de ámbito regional. Este mero hecho, provocó las primeras reacciones en las redes sociales, que entendieron el acto como un evento cerrado, dirigido sólo a unos pocos.

Por otra parte, el Partido Socialista decidió no acudir a la inauguración como muestra de su rechazo al proyecto, al que calificó como “obra megalómana para lucimiento personal del alcalde”. El PSOE, desde la oposición, emitió varios comunicados en los que destacaba “el despilfarro” y aludía al alto coste de la obra.

En aquella inauguración, el entonces alcalde Sebastián García, defendió el proyecto recordando que, en sus años como primer edil, siempre fue “una preocupación dinamizar los sectores económicos de la localidad, aunque el sector turístico siempre ha estado un poco por debajo de otras localidades. Por ello, hemos apostado por la cultura del vino con la intención de crear un símbolo, un buque insignia dinamizador del turismo, a través de un museo que apoye nuestros magníficos caldos y el esfuerzo de nuestras bodegas y cooperativas”.

María Dolores Cospedal definía el museo como “un espacio interactivo que va a posibilitar el conocimiento del mundo del vino. Comparto con el alcalde la importancia de avanzar y modernizar Socuéllamos, y por ello creímos conveniente aprobar la declaración del proyecto de Interés Regional, posibilitando la financiación a través de fondos LEADER. Esta infraestructura va a servir para incrementar la oferta turística de la zona, que es una de las que más puede ofrecer al visitante”.

Polémicas

A pesar de estos buenos augurios de los representantes políticos, poco tardaron en llegar las reacciones tras la inauguración. La presencia de la presidenta de la región atrajo los focos de los medios de comunicación hacia Socuéllamos, y a los pocos días era normal ver por el pueblo equipos de reporteros de televisiones nacionales como Cuatro o La Sexta. Las informaciones no eran positivas y se hablaba de “la torre de Cospedal” como una obra “faraónica” de gran presupuesto en una localidad de tan sólo 13.000 habitantes. De nuevo, esta repercusión de la obra en los medios de comunicación nacionales generó numerosos comentarios en redes sociales y toda clase de contenidos a través de Whatsapp.

Guerra de datos

Se inició entonces un cruce de declaraciones entre el Partido Popular y el Partido Socialista en torno al coste de la obra. El PSOE hablaba de un coste total de 4,5 millones de euros. Elena García declaraba que “el coste anual de la Torre del Vino entre mantenimiento, gastos financieros, amortización y otros, será de 410.000 euros”. Además, el PSOE lamentaba que mientras Sebastián García “vende este modelo de despilfarro y de inversiones de fachada, vemos cómo servicios fundamentales que verdaderamente pueden mejorar la vida de los socuellaminos, se deterioran año a año”.

Por su parte, Sebastián García compareció en rueda de prensa para explicar que el coste de la infraestructura ascendía a “2,9 millones de euros”. “Del coste total, 940.000 euros provienen de subvenciones de distintas administraciones. De los dos millones restantes, el Ministerio de Industria concedió un préstamo de 1,4 millones para dinamización turística con un interés del 0%. Por tanto, el Ayuntamiento ha aportado, con cargo a sus propios presupuestos, la cantidad de 600.000 euros”, explicaba en aquella comparecencia.

Programación y visitas

Así las cosas, el Museo Torre del Vino abrió sus puertas. Durante los primeros meses, el Ayuntamiento organizó visitas guiadas para que los diferentes colectivos de la localidad conocieran el nuevo espacio. Además, se realizó una programación de actividades con el fin de iniciar la dinamización turística prevista. Según el Ayuntamiento, en apenas mes y medio el museo había registrado 4.000 visitas y en el mes de enero, el proyecto fue presentado en Fitur.

Posteriormente, se decide adjudicar la gestión del museo a una empresa especializada, sacando la oferta a concurso. El 6 de mayo, pocos días antes de la celebración de las elecciones municipales, fue adjudicada a la empresa Uniges-3 SL por un importe de 46.000 euros anuales durante cinco años, con posibilidad de prórroga un año más.

Cierre del mirador

Y en estas circunstancias, en el mes de junio, con la nueva Corporación recién constituida, se procede a cerrar el mirador del museo por carecer del informe positivo de Emergencia 1006. Se trata de un trámite indispensable para su homologación. La obra, a pesar de tener sistemas antiincendios, no posee todavía el certificado necesario y, si finalmente no es concedido, habrá que realizar un simulacro para obtenerlo. Eso sí, con un coste añadido. Hasta el momento, casi seis meses después, la torre de once plantas y 32 metros de altura, aún sigue clausurada.

No obstante, desde su apertura, se han realizado numerosas actividades relacionadas con la viticultura, la gastronomía y la cultura en general. A pesar del cierre momentáneo del mirador, el Museo cuenta con una amplia programación de actividades dirigidas a público de todas las edades.

Esta ha sido la vida del museo durante su primer año de existencia. Los socuellaminos parecen haberse habituado a la torre, y la participación en las actividades que acoge sigue creciendo, pero queda saber si realmente cumplirá su objetivo original y se convertirá en un referente lo suficientemente atractivo como para atraer turistas y dinamizar la economía local. 

Un primer año complicado